Este valle está situado en el extremo sur del Desierto de Atacama en el norte de Chile. La zona es muy especial dado que sus características climáticas permiten que se desarrolle una alta biodiversidad, riqueza que ha permitido el desarrollo de una serie de culturas ancestrales en los distintos periodos de la historia. Nuestra comunidad se compone de alrededor de 250 familias indígenas de agricultores y crianceros del valle de Huasco, y es la única comunidad indígena en Chile que tiene un título de dominio reconocido por el Estado chileno sobre tierras ancestrales de esta magnitud.
Nuestra historia
Más tarde, en los albores de la República, el Estado promulgó una ley que exigía la medición de las tierras indígenas. En 1902, las tierras del Pueblo Huascoaltino, conocidas desde entonces como la "Estancia de los Huascoaltinos," se registraron en virtud de un procedimiento legal que asignó a nuestra comunidad un total de 381.000 hectáreas de tierras comunitarias. La Comunidad recibió un título de dominio sobre estas tierras en 1903. Este nuevo título de dominio reconoció el dominio comunitario de menos tierras que el título de dominio original, establecido durante el régimen colonial español.
Luego, en 1997, nuestras tierras fueron saneadas nuevamente por medio de la Ley de Comunidades Agrícolas. La elección de esta figura legal se debió principalmente a que en ese momento el Estado chileno aún no reconocía la existencia de los diaguitas como pueblo indígena. Esta ley permitió mantener el sistema comunitario de propiedad sobre las tierras que es la base para el mantenimiento de nuestra forma de vida y organización tradicional.
Desde 1910 hasta la década de 1990, diversos grupos de personas habían ido registrando títulos de dominio sobre porciones del territorio Huascoaltino sobre las cuales ya existía el título de dominio comunitario, quedando doblemente inscritas. Lamentablemente, debido a negligencias de quienes asesoraron a la Comunidad durante la aplicación de Ley de Comunidades Agrícolas, todos los nuevos títulos de dominio registrados ilegítimamente entre 1910 y 1997 se volvieron legales, y una serie de tierras fueron excluidas de nuestro territorio comunitario. De esta manera todas las usurpaciones territoriales cometidas a la fecha fueron validadas, reduciendo nuestras tierras en casi 140.000 hectáreas.
Desde 1903 la Comunidad ha pagado impuestos territoriales y a pesar de las usurpaciones territoriales en la actualidad seguimos pagando contribuciones sobre 381.000 hectáreas, que corresponden al título de dominio original de 1903, pues estamos en litigio legal frente a algunas de estas usurpaciones.
A pesar que mantenemos un título de dominio reconocido por el Estado de Chile, nuestra comunidad continua siendo presionada por el gobierno chileno y por otros privados que guardan intereses por nuestras tierras comunitarias. Estos intereses privados, sin respetar nuestras tradiciones o las decisiones de nuestra Comunidad, se han apropiado ilegítimamente de grandes extensiones de tierra que pertenecen a nuestra comunidad. Periódicamente la Asamblea decide continuar con las acciones legales en contra de estas empresas privadas en busca de justicia.
A la fecha ningún juzgado ha fallado a favor en juicios con estas grandes empresas, por lo que no se protegen nuestros derechos de propiedad colectiva Además, el Estado chileno, a través del código de minería, apoya las acciones de las grandes empresas mineras y, mediante la figura legal de concesiones mineras, no nos permite negarles la entrada a nuestras tierras.
Este hecho es muy importante dado que la mayor parte de las reservas de agua dulce en la cuenca del Valle de Huasco están dentro de nuestras tierras ancestrales. Por eso, nosotros sabemos que si nuestras tierras se destruyen, se va a acabar el agua y se va a destruir todo el valle del Huasco. Hoy tenemos la responsabilidad de defender estas tierras para asegurar el equilibrio natural y evitar la muerte de nuestro valle y de nuestra cultura, tal como lo hicieron nuestros abuelos.